miércoles, octubre 06, 2010

Presentación. Son Joterías. Revista ClarOscuros. Noviembre.

Embusteros. Esa es la palabra que me vino a la boca cuando pensaba en el tema de este mes, Noviembre. No es un tema sencillo, aunque así lo había pensando en algún momento, ya al querer aterrizarlo sufrí terriblemente. En verdad que fue complicado.

La homosexualidad no me parece algo de mayor relevancia. Siguiendo una idea clara de lo que debe ser el Estado, considero que la “orientación sexual” es cosa propia de la esfera privada. Y que en nada puede diferenciarse, ya sea otorgándole más derechos o restándoles los mismos, a un ciudadano “heterosexual” que a un “homosexual”. Es claro. Ciudadanos todos, sin importar con quién se vaya a la cama cada uno.

Pero parece no es ahora del todo privado. Ahora lo “público” del tema es apabullante. En todos lados se habla de eso, de “sus derechos”, de su “sometimiento”, de su “desigualdad” y por ende, de cómo “igualarlos” ahora. Los homosexuales son ahora de dominio público.

Organizados, han lucha por su igualdad, han peleado porque se les reconozca, en un principio para que fuesen tratados como “cualquier” otro ciudadano, ahora, para que sean tratados “distinto” por su “ser” distinto. Académicos y “políticos” aventurados se han apropiado del tema, han enaltecido la causa “gay” y han llevado, en relativamente poco tiempo, al extremo cambios en el Estado mexicano. Cambios aparentes en la sociedad mexicana.

Son intocables. Decir “joto”, “marica”, “mampo” “alrevezado”, “puñal” ya es políticamente incorrecto. Cuidado de aquel que se atreva a señalar sus errores, que son muchos, porque se arremete con todo, criticando con escarnio, demeritando cualquier juicio por que seguro es “homofobia” e “intolerancia”.

Se puede decir en cadena nacional  “chinga tu madre Felipe Calderón” pero no se puede decir “los putos no son normales, son antinatura”… Lo primero es libertad de expresión, lo segundo es discriminación. ¡carajo! Pinches putos.

Digamos ahora algo, no de la homosexualidad como realidad antropológica, sino del “gay” como factor político. Este “gremio” que ha avasallado a la Iglesia, que ha vencido en tribunales a la Presidencia, que ha obligado a la Federación toda a “tolerarlos”… Digamos de ese “lobby” que ha hecho que en los medios y en la academia sean intocables.

Digamos algo sobre la hipocresía del discurso, de la sin razón de la idea. Defiéndanlos, atáquenlos. Pero que no sean intocables.

lunes, agosto 23, 2010

Lamentos [un bosquejo a reserva de ampliarlo o suprimirlo]

Y se nos obligará a celebrar lo que, por dignidad, no debiéramos celebrar así.  Doscientos años del inicio de una gesta noble, republicana que trocó en la más lamentable oligarquía.

E Hidalgo y Morelos serán nuestros santos a rezar y nuestros mártires a sufrir. Benditos ellos que liberaron a nuestra gran patria del “escandaloso” dominio español. Benditos.

Celebraremos como “hombres libres” como ciudadanos y la “escandalosa” pobreza en la que vive la nación será obviada. ¿Qué coño celebraremos? ¿Nuestra dependencia alimentaria o la creciente descomposición social?

Pero los enemigos siguen siendo los mismos, esa Iglesia retrograda dicen los nuevos “liberales” y se abalanzan sobre ella y piden su cabeza. Valientes “libertarios” posmodernos erigiendo su templo a la “libertad” sobre los cuerpos de 60 millones de pobres. Pero es que ellos no son el problema. La Iglesia es el problema, ella y esos valores que nos limitan. Maldita.

Y los enemigos son todos, el “populismo”, el “fascismo”, todos. Yo ya no sé. Pero no hay ideas en ningún lado. Porque se nos vendió la idea del Estado laico y por extraña razón se pensó que ya no habría valores, ni moral. Nadie habla de moral, ningunos, vamos ni los hombres “de Dios” hablan ya de moral. Con moral.

Celebramos cien y doscientos años de “no sé qué”. Celebramos destruyendo el “ideal” de familia, pues peligroso es a una sociedad cuando el ideal al cual llegar se suprime por la “imperiosa realidad”. Grandes son nuestros tiempos.

Celebraremos el “no sé qué”  en medio de una guerra civil. Dónde, parece y así lo dicen, la sociedad está en medio, aunque yo la veo en los dos bandos ¿una guerra civil no es el fratricidio por excelencia? Venga, que la venganza, o justicia se hará por propia mano. Así lo vemos.

jueves, junio 24, 2010

Adopciones, posturas y finales dudosos.

SOBRE LA ADOPCIÓN POR PARTE DE LOS MATRIMONIOS HOMOPARENTALES.

No he creído antes ni creeré jamás que se deba juzgar a una persona por otra cosa que no sea su calidad humana. De poco importa con quien duerma por las noches, de que color sea su piel o a que Dios le reza. Lo importante es otra cosa, viene de otro lado.

No he creído jamás que la heterosexualidad sea el único camino y sea la norma a la cual los que no lo somos, debamos adaptarnos. Nunca he creído a la homosexualidad como enfermedad, ni he visto en ninguna raza rasgos de supremacía, tampoco así he enaltecido a persona sobre otra debido a la forma de comunicarse con el Altísimo.

Nunca he señalado de forma despectiva a persona alguna que no sea por su calidad humana, a razón, los mandamientos de la Ley de Dios, u otro sistema de valores que siempre tengan como preponderancia el respeto a la dignidad humana y a los derechos humanos.

No niego mi educación occidental, no niego los prejuicios que he de tener por haber sido educado en el seno de una sociedad occidental de tipo único como la mexicana, no niego mi catolicismo y mi creencia y seguimiento a la Iglesia Católica.

No niego mi acercamiento a los clásicos griegos, mi gusto por Hobbes y mis reservas con Rosseau y la mayoría de los ilustrados. Tampoco niego mi gusto por los nacionalistas europeos del siglo XIX y por tanto, mi idea de que es en el Estado donde el hombre se puede realizar como hombre.

No lo niego ahora ni lo negaré después, no lo he creído ayer y no lo creeré mañana. Partiendo de esto pasemos a lo que ocupa…

Matrimonio Homoparental.

Ya lo había dicho, ya había expresado mi postura respecto a esto pero no puedo evitar hacerla de nuevo, el tema da para mucho y en lo personal, me resulta terriblemente complicado exponer mi postura sin que parezca ser una contradicción mía. No lo es.

Pienso que hay ciertas cosas que no se deben hacer, ciertas cosas que no se deben preguntar, ni siquiera pensar. Todo aquello que va contra la naturaleza no puede, ni debe ser defendido por ninguna Ley. Todo aquello que hiere y vulnera el cuerpo social, no debe ser tolerado ni mucho menos permitido.

Así pienso es el caso de las uniones homosexuales que se dan en calidad de matrimonios, no estoy de acuerdo en tanto son la primera condición para que se de lo que me parece mayormente escandaloso, a saber, la posibilidad de adopción por parte de dichas uniones.

Si bien es cierto que ha habido miles y miles de casos en que una pareja del mismo sexo se han hecho cargo de niños y que los han cuidados como hijos propios, no se podría decir que sea lo natural. No se puede decir que en la concepción que de ellos tenían pasase la idea de “dos padres” o la “completud familiar” sino más bien la falta y el arreglo. Casos excepcionales, hasta ahí.

Si la Ley permite y guarda bajo su protección esta posibilidad de “familias” no dudo que nos enfrentemos en algunas generaciones a problemas serios en la psique de las sociedades. Si ya hemos visto como la vida moderna a minado emocionalmente a los hombres, el futuro no ha de ser mejor al relativizar más el concepto de familia.

Seguimos en una lógica de permitir todo lo que se nos propone. Así las sociedades modernas se han entregado a una carrera  en la cual la que legisla más sobre su autodestrucción es la ganadora de todos los reconocimientos. Una carrera a la muerte y a la destrucción.

Hemos permitido todo. La libertad se ha convertido en la permisión total, en el dejar hacer a  los hombres… Eso de que las leyes se adapten al comportamiento del pueblo me parece escandaloso, es quizá, que pienso que las leyes deben encausar a los pueblos a una mejor convivencia. ¿Permitirle todo a todos es ir en ese camino?

Los gobiernos no hacen nada y no espero nada de ellos… Infames mercaderes del poder que venden ideas y futuros por un docena de boletas electorales. Qué educación es esa… Simplemente basada en la “tolerancia” y en el “votar” … Tenemos gobiernos tolerantes y votables… ¡¡Nuestro futuro es grandioso!

Y el miedo a la palabra “NO” se extiende por toda la clase política… y lo “políticamente correcto” se ha atrincherado en la sociedad. Yo digo “No”.

Y digo “No” porque no es lo natural. Porque ha de haber un padre y una madre, porque un hombre no puede hacer ni ocupar el lugar de una mujer y una mujer no puede hacer ni ocupar el lugar de un hombre. Cada lugar es valioso y único, no son intercambiables. Un niño debe tener a una madre y un padre y si la vida les ha quitado esa oportunidad no debe ser el Estado el que le ofrezca otra cosa que no sea lo ideal. Darle otra cosa a ese niño desvalido no es lo ideal. No es lo mejor.

Digo no a la idea, a la pretensión de hacer una familia donde no habría más que dos adultos queriendo tener una familia, pero no teniéndola, pues ¿no es el fin de la familia darle protección y seguridad a los miembros? ¿No es acaso el fin de la misma darle felicidad y permitir la realización de sus miembros? Y seguramente, siendo idealistas, dos personas tendrían esa posibilidad. Los otros no. ¿Permitiremos jugar con los destinos de esos infantes? ¿Los dejaremos solos?

Es difícil y ya tengo los argumentos en contra en la cabeza ¿Será mejor dejarlos en el orfanato? Con esas carencias que no son pocas, con esas necesidades que son excesivas… Mi respuesta es: No lo sé. Confieso que lamento no tener esa respuesta. Y que quizá sea mejor dejar a esos niños en ese ambiente con carencias de todo tipo a llevarlos a otro con carencias distintas. Mi respuesta es: No lo sé.

Aquí vierto sólo mis ideas, serán las generaciones siguientes las que me den o me quiten la razón. Es lamentable la existencia de esas condiciones para tan inocentes humanos. En todo caso mi postura sobre la adopción por parte de “matrimonios homosexuales” es clara. Si me dieran a elegir qué tipo de parejas pueden adoptar, elegiría a las parejas heterosexuales. Mis razones ya las he dado.

martes, junio 22, 2010

Responsables.

Qui Habet Aures Audiendi, Audiat.

Seamos padres por hoy, permitamos que esta noche, este día, seamos los padres que han quedado abandonados por sus hijos, lloremos nuestra soledad, nuestra solitud de justicia, lloremos que estamos solos ante la injusticia y nadie quiere levantar la voz indignada.

Y no hay mayor padre que el Estado y no hay mayor perversidad que el padre que mata a sus hijos. Pero ya lo sabíamos, ya esa “corte tenebrosa” había dicho no a la vida.  Ya había sido permitido el homicidio. El libertinaje había sido desatado y la libertad de los hombres vergonzosa huía a los montes.

Pero los culpables fueron nombrados y fueron de todos conocidos, de todos los que quisieron escuchar, y debieron ser sancionados, con ese peso moral y político que debe tener la Suprema Corte, debieron ser nombrados y lamentados, la voz del Ministro Zaldívar debió haber sido magnificada por todos los ministros, repetidas por cada mexicano y hacerlos saber que son culpables y sobre todo, que sabemos que lo son.

Pero nadie repitió esos nombres y nadie quiso escucharlos de nuevo, y el que es responsable termino siendo “vinculado” y el Estado se tornó en una fea broma…  Sus nombres, por Dios, sus nombres deben ser repetidos…  pero nada paso. Responsables, culpables.

Los magistrados dieron vueltas y temieron de las palabras, temieron de su noble insignia y empequeñecidos gritaron “no nos compete”. Nunca ha competido a los hombres poderosos la justicia, acaso poder perderían.

Poco a poco la idea de justicia se perdía entre vericuetos teóricos y citas pomposas, y nadie hablo de culpa… Nadie hablo de culpa. Y los ojos de los padres suplicando justicia, pidiendo que esos “grandes” letrados supieran lo que ellos ya sabían, sintieran un poco de lo que ellos sentían.

Y Aguirre y Luna perdieron el camino y se encontraron en el desierto de la injusticia. Y Sánchez Cordero no cabía en su silla… Zaldívar se atragantaba con su propia vergüenza…Se necesitó de valentía, de coraje… De piedad. Pero nadie de ellos hiso algo.

Y ni una sola “mentada” para esos taimados. Ni una sola injuria a esos hombres.

Valientes esos padres que han perdido a sus hijos. Valientes porque no quieren olvidar que los han perdido para siempre, que no los verán, que se han ido… Valientes esos padres que tocan la llaga y se desangran ante el público para que sepan que sus hijos murieron, que hay culpables y que quieren justicia. Nadie escucha.

La justicia no se encuentra ahora por aquí. No la veo en esa Máxima Corte, ni en Los Pinos ni mucho menos en San Lázaro, se ha perdido y solo la veo en el recuerdo de esos niños, la justicia se ha quemado…

La quemaron ellos en la hoguera del Estado, y nosotros somos la leña y el fuego de tan bienaventurada escena.

Pido al hombre, ya no a Dios, que sus días sean cortos y su gracia grande…

 


Estos son los nombres, recordemos, señalemos.

IMSS

1.- Juan Molinar Horcasitas, ex director

2.- Daniel Karam, actual director

3.- Antonio Salazar, ex director de Prestaciones Sociales

4.- Carolina Rochín, ex coordinadora de Guarderías

5.- Arturo Leyva, ex delegado en Sonora

6.- Noemí López, ex titular delegacional de Guarderías

GOBIERNO DE SONORA

7.- Eduardo Bours, ex gobernador

8.- Wilebaldo Alatriste, ex titular de Protección Civil

9.- Ernesto Vargas, ex secretario de Hacienda

10.- Fausto Salazar, ex director de Recaudación

11.- Jorge Luis Melchor, ex subdirector de Control Vehicular

MUNICIPIO DE HERMOSILLO

12.- Ernesto Gándara, ex alcalde

13.- Jesús Osuna, ex director de Inspección y Vigilancia

14.- Roberto Copado, ex titular de Protección Civil

viernes, abril 02, 2010

Esos desalmados o “de lo que debemos hacer en política ahora”

Parece que ya en política no caben los principios, parece que ya en política la política ha sido excluida.

Pronto se celebrarán elecciones locales en varias entidades de la República y como no es de extrañar  ya han sido cuestionados ciertos aspectos de la misma. A saber, la alianza que se ha dado en algunos estados entre el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Decir lo que se ha dicho hasta el hartazgo es ocioso. Abordemos el asunto desde otra perspectiva que no sea esa “búsqueda desenfrenada” por el poder, sino pensemos en la calidad humana que debe tener una persona, cualquiera, para llegar a ocupar cualquiera sea el puesto político.

Difícil es querer hablar de “calidad humana”  en textos que tratan de analizar cuestiones políticas, pero me parece, y lo he señalado con soltura en otras ocasiones, que la política no se puede separar de la ética. No es correcto, no es lo mejor para una sociedad que sus políticos esquiven en “aras” de un “objetivismo” o “pragmatismo” los valores que determinan lo que es “bueno “ y lo que no lo es en dicha sociedad.

No son buenas personas. Aquél que ocultado su persona, disfrazando su vida, construyendo falsamente una realidad que no es la suya… No puede ser buena persona.

Aquel qué roba a diestra y siniestra. Qué aprovechando el puesto extorsiona y calumnia. Que aprovechando “su poder” se crea reinos bajo su control. No sólo se hurta dinero sino también oportunidades, vidas, logros.

No es bueno aquel “estadista” que no trabaja, que pasando por el puesto no hace más que alzar una mano y decidir el rumbo de millones de personas con el mayor desengano y sin la mínima responsabilidad. No son buenas personas.

Es inmoral aquel “político” que estando ya en el poder no cumpla sus promesas, es grotesco, es detestable… Es inmoral que no hagan su trabajo, que para eso se les paga…

No es bueno para nadie que lleguen al poder personas que benefician sin ningún empacho a sus familias, habla mal no sólo de esos “políticos” sino también de sus familias… Es inmoral y hay que decirlo.

La moralidad no debe estar fuera de la política. Debemos señalarlos con todos sus nombres… Inmorales, desalmados, truhanes….

No votar por ellos.

No aceptar que esta clase de gente nos gobierne… O ¿acaso mi mayor temor sea cierto? Y no sean los únicos inmorales, desalmados, truhanes… Son nuestro reflejo… Ahora me niego a aceptar eso… Hay buena gente en esta noble nación, debemos creer que podemos hacer algo.

Quién sepa que hacer avíseme. Yo por lo pronto sé qué no hacer.

No votaré por esos malos hombres.

lunes, marzo 08, 2010

Ocuparnos en lo Público

Nunca he pensado sobre el el ejercicio de la política cosa buena.

Nunca he pensado que resulte cosa buena de ese “teatro” de mentiras.

De la política no he pensado que sea distinta a la sociedad… Ni que sea separada de la misma…Ninguna esperanza guardo.

El desprestigio de la política no es otra cosa sino el desprestigio de la vida en la política. El ciudadano promedio le tiene reticencia al “uso y abuso” de la vida pública, olvidando, para comodidad de gente bastante abusiva, que el ser humano sólo puede ser completo en la vida pública. El humano se realiza como tal y hace honor a su especie haciendo de lo público su interés principal.

Desprestigio de la política, es despreció y abandono.

Si como ciudadanos despreciamos la vida en lo público despreciamos también la única posibilidad de modificar el Estado. En la forma como se maneja el Estado refleja como nosotros nos manejamos en todos los aspectos de nuestra vida.

Un Estado desmesurado tiene ciudadanos desmesurados.

Somos reflejo de nuestros gobiernos y viceversa; un ciudadanos despreocupado es hijo de un Estado despreocupado.

 

Por eso cuando se habla del “desprestigio de la política” no se habla de otra cosa que del “desprestigio de nosotros mimos”…. El qué no nos agrademos y no reconozcamos tales sentimientos trae como consecuencia la imposibilidad de cambio… ¿cómo se puede cambiar algo que no se conoce?

¿Cómo pedir cuando no se sabe dar?

El ocuparnos de lo político, de lo público no es ir a votar cada que se convoca sino es estar ocupado en el espacio en el cual se dan esas votaciones… no es sólo elegir, es construir… El ocuparnos de lo político nos haría restar ese desprestigio de la política y sumarle prestigio a nosotros mismos.

lunes, enero 18, 2010

Un ciudadano indignado [sobre la adopción de niños por parte de “matrimonios” homoparentales]

No puedo hablar más que con la razón. Pero como ser humano y como persona pensante hablan en mí mi moral, mi ética y por supuesto mi religión. Mis “creencias”.

Hablo con franqueza pero con indignación y molestia. No habla en mi el odio a ningún personaje o corriente ideológica, sólo mi sorpresa ante tanta estupidez.

Los “progresistas” han levanto la voz en contra de sus detractores y éstos han hecho lo mismo. El tema es el “matrimonio homosexual” y la posibilidad de adopción por parte de dichas uniones. Curas y “buenas conciencias” se desgarran las vestiduras y los siempre presentes “santos” progresistas se levantas con antorchas en mano a cazar “retrogradas”.

Cuando se anunciaron con pompa y platillo las “sociedades de convivencia” fui una persona crítica a tal ley. No me limitaba a la ley misma sino que veía más allá. Lo que ahora sucede. La posibilidad de adopción por parte de parejas homosexuales ya reconocidas por la ley.

¿Anti natura? Sí, ¿Contrario a la Ley de Dios? También ¿Contrario a la idiosincrasia de la sociedad? Así es. Aunque no les guste y no nos guste, así es. Cualquier Dios, cualquier sociedad pero claro no cualquier naturaleza. Estas “naturalezas” modernas bastante “politizadas” han hecho que sea posible tremenda contradicción.

Y los “padrecitos” podrán decir mucho. ¿Quién les hace caso ahora? Qué la derecha, los conservadores, los retrogradas, ¡qué todo el mundo! Tanta gente algo de razón han de tener.

Y son justos sus miedos y justa su molestia. ¿A caso tendremos que tolerar que nuestra sociedad vaya por donde no queremos y quedarnos callados? ¿A caso debemos observar como lo que pensamos correcto no es más lo correcto sólo porque ciertos personajes bastante “envalentonados” lo dicen?

Como creyente lo lamento, como ciudadano me indigno. Estos legisladores en un afán “progresista” mal entendido han llevado al extremis sus leyes. Ir contra de su pueblo sólo por “agradarle” a un minoría bastante “quejosa”.

Creo en las Leyes y en su función de ordenar y encausar a la sociedad a una mejor convivencia, pero también creo que hay límites que cualquier legislador debe tener bastante claros. Este tipo de leyes recién aprobadas en la Ciudad de México más que mejorar la convivencia entre ciudadanos los enfrenta. Que los están incitando la Iglesia y Acción Nacional… como Andrés Manuel incito en el 2006… Cuando parte de la ciudadanía se siente traicionada actúa, cuando siente que algo no va bien actúa. Dice, escribe, se molesta y lo expresa…Qué no nos guste como actúa o qué razón los mueve eso es distinto.

Debemos respetar y entender que hay límites. La “libertad” tiene límites. Por lo menos en lo social. El matrimonio es impuesto por la sociedad establecida como propio del hombre y la mujer, la reproducción y subsecuente crianza es por naturaleza del hombre y la mujer, ya sea sólo uno, o sea otro o los dos.

Llega a tanta nuestra vanidad y nuestro rencor a Dios que deseamos cambiar hasta eso. Y que dos hombres o dos mujeres se “reproduzcan” de forma artificial y de ellos haya cimiente, no puede menos que ser antinatural. La última estocada a un Dios moribundo.

Nos guste o no así son las cosas. No promuevo el odio a los homosexuales, tonto yo si así lo hiciera, sino sólo el respeto y el entendimiento. Respetemos y entendamos que nosotros no podemos tener familia como la tradicional ¿Tan dolorosa es la idea? ¿Queremos ser lo que no es posible ser?

La homosexualidad es un asunto muy personal, en el cual, las leyes poco tienen que hacer. El que me agrede, lo hace a un ciudadano y eso es lo que las leyes deben tomar en cuenta, la agresión, no sí es tal o cual el gusto del agresor o si el agredido es de aquel o este color. La ley es ciega. La ley es razón sin pasión.

Pero cuando dichos comportamientos ya no solo afectan a ciudadanos adultos sino que influyen a terceros es cuando la Ley debe intervenir y tomar la postura mejor no sólo para los involucrados directamente sino para toda la sociedad.

La adopción por parte de parejas del mismo sexo me molesta como creyente y me indigna como ciudadano.

Podrán decir que en las Leyes poco importa la moral y la ética. Pero es justamente en las Leyes donde la moral y la ética de un pueblo tienen que ser tomadas en cuenta, para corregirlas si estás dañan a la sociedad, para tomarlas en cuenta y ponderarlas si hacen un gran bien a lo social.

En este caso los legisladores de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal han fallado y han ponderado valores que poco tienen que ver con la tradición y valores de nuestra sociedad y poco, también, hacen para cambiarlos en forma positiva.

Si no nos obligan a casarnos, y a tener hijos, ¿por qué nosotros debemos obligarlos a vernos con hijos y casados?

Pedimos derechos iguales, unirnos con la persona que amemos, pero el punto es que no somos iguales.

El matrimonio es cosa de hombre y mujer, así también la reproducción. Aún no sé de un caso donde haya sido distinto.

viernes, enero 08, 2010

El Ocaso de los Dioses [o de la imposibilidad del hombre]

Decenas de años han pasado desde que los cielos se incendiaron y fuego cayera sobre dos ciudades japonesas. La irá de Dios parecía juego de niños y los humanos se volvieron verdugos. Como dedos insufribles los rayos de luz incendiaron la tierra; el hombre había declarado la guerra a todas las divinidades.

Y el Dios cristiano se sintió traicionado, y el Dios judío derrotado. Alá desarmado lloraba su pobreza y los chamanes y brujos buscaban a sus santos y demonios. Nadie podía ya. El hombre era dios y demonio.

Insano el hombre incendió los cielos y toda su razón buscaba justicia. Inventaron argumentos, teorías y recetas; humanizaron a los dioses y tiranizaron a la ciencia, la humanidad toda lloraba la ausencia.

Y se refugiaron en las iglesias, y hurgaron en sus templos, desenterraron viejas tablas y hablaron con las abuelas, pero nada había ya. Los dioses no estaban. La iglesia vacía, el templo en ruinas, las tablas sin sentido. Las abuelas balbuceaban sobre rancias oraciones y sordas y ciegas anunciaban su desventura. Nadie las escuchaba, ni sus dioses.

La diosa fortuna no fue encontrada en la mano de la humanidad, destrozadas sus líneas, expulsada por siempre de la triste historia humana. El dios dinero ingenuo se sintió feliz, pero pobre dios ese, humillado y vilipendiado sería llevado a la hoguera ¡matad al impío! ¡matad al insano! así los adoradores del pasado le gritaban.

Ni Buda ni El Crucificado. Sus fáciles palabras, su sencilla razón, nada de eso quedaba. La lujuria del hombre y sus sofistas maneras quisieron más refinamiento, y lo sencillo fue entendido mito, y lo complicado se volvió ley. El Carpintero y el Noble fueron un susurro olvidado en las voces de la humanidad.

Ingenuo el diablo pensó que era su tiempo. Pero su justicia pareció horrenda a los ojos humanos y volviese un infante lerdo comparado con el hombre. ¡Pobre el Diablo! y llorando corrió con su padre, pero éste ya moribundo no pudo más que consolarlo con mejores tiempos para su casta.

Y los chamanes buscaron a los santos y éstos ya no respondían. Y los brujos buscaron a los demonios y éstos ya no aparecían. La humanidad sola, solita se quedaba.

Y los hombres de ciencia y de progreso regocijados hablarán de libertad. Y su diosa la razón, triunfante hablará en mil lenguas. Nada de eso durará. Pues la otrora entronada esclava se volverá, y su terrible suerte conmocionará a todos los reinos. La razón esclava del hombre morirá desnuda y hambrienta, pero su nombre repetido tantas veces dará vueltas al globo.

Los peores miedos se harán realidad cuando el hombre conozca la libertad. Si en nombre de cualquier dios murieron millones, en nombre del hombre morirá la humanidad.

Solo el hombre, ya sin dioses, solo el hombre ya sin reyes, solo el hombre caminará. Y será libre para pensar y para hacer.

Porque hemos matado a todos los dioses. Porque estamos solos entre tanta soledad.

Solos los hombres moriremos y nadie nos recordará.

Benditos los dioses que derrotados marcharon hacia su fin. Benditos los hombres que victoriosos marchamos hacia el olvido.