lunes, agosto 23, 2010

Lamentos [un bosquejo a reserva de ampliarlo o suprimirlo]

Y se nos obligará a celebrar lo que, por dignidad, no debiéramos celebrar así.  Doscientos años del inicio de una gesta noble, republicana que trocó en la más lamentable oligarquía.

E Hidalgo y Morelos serán nuestros santos a rezar y nuestros mártires a sufrir. Benditos ellos que liberaron a nuestra gran patria del “escandaloso” dominio español. Benditos.

Celebraremos como “hombres libres” como ciudadanos y la “escandalosa” pobreza en la que vive la nación será obviada. ¿Qué coño celebraremos? ¿Nuestra dependencia alimentaria o la creciente descomposición social?

Pero los enemigos siguen siendo los mismos, esa Iglesia retrograda dicen los nuevos “liberales” y se abalanzan sobre ella y piden su cabeza. Valientes “libertarios” posmodernos erigiendo su templo a la “libertad” sobre los cuerpos de 60 millones de pobres. Pero es que ellos no son el problema. La Iglesia es el problema, ella y esos valores que nos limitan. Maldita.

Y los enemigos son todos, el “populismo”, el “fascismo”, todos. Yo ya no sé. Pero no hay ideas en ningún lado. Porque se nos vendió la idea del Estado laico y por extraña razón se pensó que ya no habría valores, ni moral. Nadie habla de moral, ningunos, vamos ni los hombres “de Dios” hablan ya de moral. Con moral.

Celebramos cien y doscientos años de “no sé qué”. Celebramos destruyendo el “ideal” de familia, pues peligroso es a una sociedad cuando el ideal al cual llegar se suprime por la “imperiosa realidad”. Grandes son nuestros tiempos.

Celebraremos el “no sé qué”  en medio de una guerra civil. Dónde, parece y así lo dicen, la sociedad está en medio, aunque yo la veo en los dos bandos ¿una guerra civil no es el fratricidio por excelencia? Venga, que la venganza, o justicia se hará por propia mano. Así lo vemos.

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