SOBRE LA ADOPCIÓN POR PARTE DE LOS MATRIMONIOS HOMOPARENTALES.
No he creído antes ni creeré jamás que se deba juzgar a una persona por otra cosa que no sea su calidad humana. De poco importa con quien duerma por las noches, de que color sea su piel o a que Dios le reza. Lo importante es otra cosa, viene de otro lado.
No he creído jamás que la heterosexualidad sea el único camino y sea la norma a la cual los que no lo somos, debamos adaptarnos. Nunca he creído a la homosexualidad como enfermedad, ni he visto en ninguna raza rasgos de supremacía, tampoco así he enaltecido a persona sobre otra debido a la forma de comunicarse con el Altísimo.
Nunca he señalado de forma despectiva a persona alguna que no sea por su calidad humana, a razón, los mandamientos de la Ley de Dios, u otro sistema de valores que siempre tengan como preponderancia el respeto a la dignidad humana y a los derechos humanos.
No niego mi educación occidental, no niego los prejuicios que he de tener por haber sido educado en el seno de una sociedad occidental de tipo único como la mexicana, no niego mi catolicismo y mi creencia y seguimiento a la Iglesia Católica.
No niego mi acercamiento a los clásicos griegos, mi gusto por Hobbes y mis reservas con Rosseau y la mayoría de los ilustrados. Tampoco niego mi gusto por los nacionalistas europeos del siglo XIX y por tanto, mi idea de que es en el Estado donde el hombre se puede realizar como hombre.
No lo niego ahora ni lo negaré después, no lo he creído ayer y no lo creeré mañana. Partiendo de esto pasemos a lo que ocupa…
Matrimonio Homoparental.
Ya lo había dicho, ya había expresado mi postura respecto a esto pero no puedo evitar hacerla de nuevo, el tema da para mucho y en lo personal, me resulta terriblemente complicado exponer mi postura sin que parezca ser una contradicción mía. No lo es.
Pienso que hay ciertas cosas que no se deben hacer, ciertas cosas que no se deben preguntar, ni siquiera pensar. Todo aquello que va contra la naturaleza no puede, ni debe ser defendido por ninguna Ley. Todo aquello que hiere y vulnera el cuerpo social, no debe ser tolerado ni mucho menos permitido.
Así pienso es el caso de las uniones homosexuales que se dan en calidad de matrimonios, no estoy de acuerdo en tanto son la primera condición para que se de lo que me parece mayormente escandaloso, a saber, la posibilidad de adopción por parte de dichas uniones.
Si bien es cierto que ha habido miles y miles de casos en que una pareja del mismo sexo se han hecho cargo de niños y que los han cuidados como hijos propios, no se podría decir que sea lo natural. No se puede decir que en la concepción que de ellos tenían pasase la idea de “dos padres” o la “completud familiar” sino más bien la falta y el arreglo. Casos excepcionales, hasta ahí.
Si la Ley permite y guarda bajo su protección esta posibilidad de “familias” no dudo que nos enfrentemos en algunas generaciones a problemas serios en la psique de las sociedades. Si ya hemos visto como la vida moderna a minado emocionalmente a los hombres, el futuro no ha de ser mejor al relativizar más el concepto de familia.
Seguimos en una lógica de permitir todo lo que se nos propone. Así las sociedades modernas se han entregado a una carrera en la cual la que legisla más sobre su autodestrucción es la ganadora de todos los reconocimientos. Una carrera a la muerte y a la destrucción.
Hemos permitido todo. La libertad se ha convertido en la permisión total, en el dejar hacer a los hombres… Eso de que las leyes se adapten al comportamiento del pueblo me parece escandaloso, es quizá, que pienso que las leyes deben encausar a los pueblos a una mejor convivencia. ¿Permitirle todo a todos es ir en ese camino?
Los gobiernos no hacen nada y no espero nada de ellos… Infames mercaderes del poder que venden ideas y futuros por un docena de boletas electorales. Qué educación es esa… Simplemente basada en la “tolerancia” y en el “votar” … Tenemos gobiernos tolerantes y votables… ¡¡Nuestro futuro es grandioso!
Y el miedo a la palabra “NO” se extiende por toda la clase política… y lo “políticamente correcto” se ha atrincherado en la sociedad. Yo digo “No”.
Y digo “No” porque no es lo natural. Porque ha de haber un padre y una madre, porque un hombre no puede hacer ni ocupar el lugar de una mujer y una mujer no puede hacer ni ocupar el lugar de un hombre. Cada lugar es valioso y único, no son intercambiables. Un niño debe tener a una madre y un padre y si la vida les ha quitado esa oportunidad no debe ser el Estado el que le ofrezca otra cosa que no sea lo ideal. Darle otra cosa a ese niño desvalido no es lo ideal. No es lo mejor.
Digo no a la idea, a la pretensión de hacer una familia donde no habría más que dos adultos queriendo tener una familia, pero no teniéndola, pues ¿no es el fin de la familia darle protección y seguridad a los miembros? ¿No es acaso el fin de la misma darle felicidad y permitir la realización de sus miembros? Y seguramente, siendo idealistas, dos personas tendrían esa posibilidad. Los otros no. ¿Permitiremos jugar con los destinos de esos infantes? ¿Los dejaremos solos?
Es difícil y ya tengo los argumentos en contra en la cabeza ¿Será mejor dejarlos en el orfanato? Con esas carencias que no son pocas, con esas necesidades que son excesivas… Mi respuesta es: No lo sé. Confieso que lamento no tener esa respuesta. Y que quizá sea mejor dejar a esos niños en ese ambiente con carencias de todo tipo a llevarlos a otro con carencias distintas. Mi respuesta es: No lo sé.
Aquí vierto sólo mis ideas, serán las generaciones siguientes las que me den o me quiten la razón. Es lamentable la existencia de esas condiciones para tan inocentes humanos. En todo caso mi postura sobre la adopción por parte de “matrimonios homosexuales” es clara. Si me dieran a elegir qué tipo de parejas pueden adoptar, elegiría a las parejas heterosexuales. Mis razones ya las he dado.