Parece que ya en política no caben los principios, parece que ya en política la política ha sido excluida.
Pronto se celebrarán elecciones locales en varias entidades de la República y como no es de extrañar ya han sido cuestionados ciertos aspectos de la misma. A saber, la alianza que se ha dado en algunos estados entre el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Decir lo que se ha dicho hasta el hartazgo es ocioso. Abordemos el asunto desde otra perspectiva que no sea esa “búsqueda desenfrenada” por el poder, sino pensemos en la calidad humana que debe tener una persona, cualquiera, para llegar a ocupar cualquiera sea el puesto político.
Difícil es querer hablar de “calidad humana” en textos que tratan de analizar cuestiones políticas, pero me parece, y lo he señalado con soltura en otras ocasiones, que la política no se puede separar de la ética. No es correcto, no es lo mejor para una sociedad que sus políticos esquiven en “aras” de un “objetivismo” o “pragmatismo” los valores que determinan lo que es “bueno “ y lo que no lo es en dicha sociedad.
No son buenas personas. Aquél que ocultado su persona, disfrazando su vida, construyendo falsamente una realidad que no es la suya… No puede ser buena persona.
Aquel qué roba a diestra y siniestra. Qué aprovechando el puesto extorsiona y calumnia. Que aprovechando “su poder” se crea reinos bajo su control. No sólo se hurta dinero sino también oportunidades, vidas, logros.
No es bueno aquel “estadista” que no trabaja, que pasando por el puesto no hace más que alzar una mano y decidir el rumbo de millones de personas con el mayor desengano y sin la mínima responsabilidad. No son buenas personas.
Es inmoral aquel “político” que estando ya en el poder no cumpla sus promesas, es grotesco, es detestable… Es inmoral que no hagan su trabajo, que para eso se les paga…
No es bueno para nadie que lleguen al poder personas que benefician sin ningún empacho a sus familias, habla mal no sólo de esos “políticos” sino también de sus familias… Es inmoral y hay que decirlo.
La moralidad no debe estar fuera de la política. Debemos señalarlos con todos sus nombres… Inmorales, desalmados, truhanes….
No votar por ellos.
No aceptar que esta clase de gente nos gobierne… O ¿acaso mi mayor temor sea cierto? Y no sean los únicos inmorales, desalmados, truhanes… Son nuestro reflejo… Ahora me niego a aceptar eso… Hay buena gente en esta noble nación, debemos creer que podemos hacer algo.
Quién sepa que hacer avíseme. Yo por lo pronto sé qué no hacer.
No votaré por esos malos hombres.
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