miércoles, octubre 15, 2008

... Pensando Oaxaca... [segunda parte]

Las ideas siguen dando vueltas en mi cabeza, no puedo dilucidar ni dar coherencia a las inferencias que de todo todos hacen. Todos hablan de lo mismo, todos tienen culpables e inocentes, héroes y villanos, santos y demonios, todos ya fabricaron su novela.

El "otro" se transforma en el enemigo, el indio se vuelve delincuente y el blanco se vuelve gente decente.  Y la cosa no se simplifica, porque nadie es blanco y todos somos indios. O ninguno es indio pero tampoco todos somos blancos. ¿Quién es entonces el culpable?

Qué tienen que decir los indios decentes sobre esto, qué podrán decir ellos. Qué dirán los blancos indecentes, que deberán decir ellos.  El "otro" se vuelve quimera y no es otra cosa que nuestro reflejo en el espejo de la verdad. Somos el "otro". Y el "otro" no existe pues a nadie le gusta ser. Sí, a nadie le gusta ser el "otro".

Pero la idea del "otro" no soluciona nada, ya que nadie se siente el "otro", nadie es culpable. Pero sí tenemos culpables, tenemos la sangre de nuestros hijos asesinados y no sabemos quién es el asesino. No sabemos si son nuestros hijos.

Con sangre en las manos nos negamos a reconocer a nuestros muertos. Porqué no pueden ser de nosotros. No deben ser nuestros. Y no queremos enloquecer ante la idea de que no lo merecemos. No queremos enloquecer ante nuestros muertos que no lo merecían, ante ellos que la muerte fue un robo, una mala jugada, una falta al respeto por parte de nuestros tiempos sin conciencia.

Veo a mis pequeños hermanos entregándose a la desdicha de la lujuria, a la cerrazón de la angustia por un lugar que se torna hostil para todos, donde el todos de poco importa y el “yo” nos engatusa para rendirle pleitesía. El egoísmo y la avaricia han tomado por asalto mi ciudad, nada queda más que esperar. Esperar que todo terminé. Que algo quede, que esos perros dejen la esperanza, sólo eso. Y que después se larguen.

La violencia troca en constante y nos hace constantes en ella. Y los provocadores de la violencia se esconden tras figuras borrosas donde la revolución se pierde entre pasamontañas y declaraciones absurdas. Mienten esos escribas que apelan a la pureza de la violencia actual. Mienten como sólo los engañados pueden mentir. Son ellos, los mismos.

La reivindicación de mi gente se vende como puta al mejor postor. Y que la tenga quien mejor hable, quien mejor se venda a los grandes charlatanes. Que se abra de piernas la gran reivindicación de los "jodidos", para que se los jodan más. Que la gran puta se venda al mejor charlatán, y que la noticia se suelte a los cuatro vientos, porque la reivindicación tendrá a su hijo concebido, no creado, de la misma naturaleza del padre por quien todo es hecho. La mentira.

No hay revolución sin violencia, pero sí puede haber violencia sin revolución. Mis hermanos son engañados y siguen oprimidos. Los mercenarios desangran mi tierra y se apoderan de todo, todo ya les pertenece, los quieren a todos. Son mercaderes y políticos, suya ya es la política y suyo es ya el mercado.

Mi conciencia no puede estar tranquila. No sabiendo lo que sé. No sabiendo que de poco sirve saber. No sabiendo que la violencia que nos envuelve puede ser producto plástico. Que la mueve ningún ideal. Que la mueve la sed de violencia misma. Que cerdos perezosos han tomado la iniciativa de la violencia.

Nos roban y lastiman por unos míseros pesos, nos roban por la felicidad más efímera, y nos sentimos ultrajados porque nos dejaron vivos pero sin dinero. ¿De que sirve la vida sin dinero? De nada. Es odio por el odio, poder por poder, dinero por dinero. Somos todos avaricia, unos más cobardes solamente.

Malditos y mi veces malditos si nada tienen en la cabeza, en el corazón y en el alma. Maldito si me robas por lujos y avaricia. Maldito si me lastimas y laceras por unas noches de pasión desenfrenada. Maldito si me tienes con miedo y no por la defensa de tu pueblo. Maldito si quemas y destruyes mis mercados por tener lo que no tienes y no porque sientes que ahí esta el problema.  Maldito si me matas no porque tu vida, la de los tuyos y los míos será mejor con mi muerte. Maldito tu y tu sangre si ejerces violencia sin el motivo de un lugar mejor para todos. Te maldigo. Los maldigo porque no les puedo dar más.

Asesíname, castígame, humíllame sólo si tienes un ideal que cambiara al mundo en el que te hice vivir, al que no pude cambiar, al que no quise cambiar. Así la guerra es justa. La batalla santa y mi muerte necesaria.

Ante mis hermanos sólo entiendo la violencia como signo de desesperación en una realidad adversa. Nunca la justificaré. Pero siempre si es entendible la entenderé. Los horrores de mi ciudad no son cosa que no entienda, la pobreza de su gente, mi gente, me duele como me duele la riqueza de sus explotadores.

Si mi casta, que ni de explotadores ni de explotados, ha pecado dejando que las cosas sigan un curso perverso, si mi sangre ha callado cuando debió haberse hervido en un grito de indignación, si así fue, si así vendimos nuestro pueblo y comprometimos nuestro futuro cualquier castigo merecemos.

Porque es justo ser castigados, porque es justa una venganza. Pero sólo si es eso.

No son los oprimidos. Por eso el miedo es mayor. Porque no hay justicia en la violencia, en esta violencia.

Los oprimidos, ellos no dejan que mi conciencia se tranquilice. Por ellos hay que hacer algo. Son otros. Unos que tienen el suficiente odio para matar y humillar pero que no tienen el suficiente valor de hacerlo por causa justa. Es gente media. Gente mediocre, de mi casta.

Que quieren lo que otros obtuvieron no siendo honestos. Que aprendieron bien el camino que marca la avaricia. Sometiendo y extorsionando, como los viejos, como los que se aprovecharon de todos, esas grandes familias de grandes políticos. A ellos imitaron.

Unos saqueando por medio de las leyes y las instituciones, otros, copias menos honrosas y apellidos menos largos, nos roban y atemorizan por el otro lado. Por abajo y fuera de la ley. Rompen nuestras leyes. Delinquen y de la peor forma,  delinquen por avaricia.

Ellos pueden ser. Ellos son peores. Mis temores son más grandes y mi conciencia está mayormente intranquila. La verdad no me hace libre sino que me aprisiona en cárceles de remordimiento y zozobra.

Pobre ciudad de mi padre. Pobre estado de todos los míos.

Las ideas me llevan hacia la Oaxaca de antes, esa hermosa verde Antequera, donde mi abuelo desde joven comenzó a cavar mi tumba.

jueves, septiembre 18, 2008

... Pensando Oaxaca... [primera parte]

La verde Antequera se tiñe de negro y rojo. Rojo como la angustia de la sangre robada de sus hijos. Negro como el futuro que ya nos envuelve. Siniestra mezcla de angustia y desesperanza. Lamentable escenario que nos obliga, nos obligamos, a pensar y re-pensar qué es lo que pasa. Cómo está la cosa.

¿Es acaso que la inmoral violencia moderna por fin nos ha alcanzado? Mi otrora pueblo provinciano es ahora una libertina ciudad llena de déspotas enanos y de cobardes hombres de buena voluntad. Ya sea por el pecado del silencio o por el pecado de la acción perversa, mi ciudad se hunde bajo los negros augurios de un futuro que nada ofrece.

La ciudad de mi padre de nacimiento, de mi madre por adopción trocó en una insulsa ciudad fronteriza. En una infame orgía de pasiones desnaturalizadas. En una vorágine grotesca donde todos tenemos un papel.

Mi ciudad es ahora la ciudad donde se encuentran lo que era y lo que ahora es. Donde una nueva e irreverente violencia sacude los cimientos antiguos de una sociedad cegada por su autocomplacencia.

"Los otrora hermanos se enfrentan en pírricas batallas por lo que se piensa es lo mejor para todos. Para unos. Para nadie."

Pero mi pensamiento se pierde. Divago entre teorías revolucionarias y simple violencia, entre una venganza sumamente justa y un hambre desmedida de los siempre hambrientos de poder [hambrientos desde su nacimiento en el que nada se les dio]. Y sigo perdido y quisiera saber en qué fallamos. Cómo mis hermanos se convirtieron en mis verdugos. Cómo de un pueblo de saludos matutinos nos convertimos en la pesadilla de Hobbes.

Recuerdo su castigo hacia mí, hacia lo que yo represento y hacia lo que yo soy. Lo recuerdo porque es ahora, y fue ayer. Lo recuerdo por que no lo olvido, porque lo tengo presente. Siempre. Su violencia. Su injuria sobre mi ciudad y sus hombres. Nos castigan. Son nuestros verdugos.

Pero olvido que yo mismo fui un verdugo en el silencio de la comodidad. Olvido que muchos de ellos fueron olvidados por mi, que todos se me borraron de la memoria, que yo los borre porque nada eran. Ahora quisiera que su furia desenfrenada se olvidara de mí y de los míos. ¡¡Olvídense de mi sangre!! Eso les grito.

Pero mi grito se ahoga en las tinieblas de mi conciencia. ¡¡Olvídenme!! Pero ahora es cuando ellos más me recuerdan. Soy el culpable de su pobreza, de la injusticia que tanto los cegó, de su ignorancia que tan cara nos sale ahora. Soy culpable. Porque ellos en sus pueblos nada tenían, porque ellos en su pobreza nada podían tener sólo el miedo de no saber que comer mañana. Soy culpable porque nada hice por ellos. Yo.

Siendo educado y consiente nada hice por los que pagaron mi comida y mi educación, por ellos que con su explotación pagaron mi calle pavimentada e iluminada, nada hice por ellos y ellos me dieron hasta lo que no tenían. Soy culpable y acepto el castigo. ¿Lo acepto?

No lo acepto, pido que me olviden, que no me recuerden, que no toquen lo mío. A mí. Que no me toquen. Pero lo harán. Lo hacen. Y sufro como ellos lo han hecho desde tiempos inmemoriales. Sufrieron y yo como sociedad los olvide. Yo como los hombres de la Verde Antequera los olvidé. Y ahora quiero que ellos me olviden. Porque es justa su querella.

Porque nuestras leyes nada les hicieron, ahora ellos nada hacen de las leyes ¡¡Nuestras leyes!! Pero ellas en nada pueden obligarlos, si nunca se les aplicaron. Cómo ahora.Y nosotros menos podemos exigir, con qué cara les exigimos paz, cuando nunca se las dimos. No puede haber paz cuando hay hambre. Con qué cara les pedimos respeto cuando siempre se lo negamos.

Ellos no perdonan. Menos nosotros.

Pero eso sólo es una idea. Quizá no sean los siempre sometidos. Quizá ellos sigan sometidos y ahora los imploro para que mi conciencia no se sienta tan mal. Para no tener que obligarme a hacerles justicia yo, pues ellos ya se la hacen. Pero ¿si ellos no son? ¿Si mis lamentos son infundados? ¿Si aún tengo que hacer justicia por ellos? Mi carga es mayor.

Y si ellos siguen sometidos y si nada hacen. Entonces ¿quiénes son?

jueves, septiembre 11, 2008

¿POR MIS PISTOLAS?


Algunos comentarios suscitados respecto a la propuesta de la pistolización ciudadana en México


Prácticamente después de Corea del sur, donde existe una sanción de pena de muerte a quien se sorprenda portando o utilizando un arma de fuego, México posee una de las más estrictas leyes “anti-pistolización” del mundo.

Tal como se sabe, está establecido por la constitución de 1917, en su artículo 10 (ahora modificado), el derecho a civiles a portar armas siempre que, por un lado estén registradas y que, por el otro, no sean de uso exclusivo federal; es decir, que no sean utilizadas por la policía o el ejercito. Por otro lado, cabe mencionar que dicha ley contempla la tenencia de armas de fuego con el fin exclusivo de proteger a los hogares “mexicanos”, de tal modo que se considera ilegal y susceptible de una penalización su uso y porte fuera del domicilio.

Sin embargo, el reciente caso del secuestro a Fernando Martí (hijo de un importante empresario mexicano) en agosto del 2008, aunado al creciente número de asaltos a transeúntes y secuestros, ha caldeado los ánimos en ciertos medios de comunicación masiva y buena parte de la opinión popular respecto al espíritu de dicha ley; el razonamiento es esencialmente simple:

- La violencia contra los individuos se da mayoritariamente en las calles, no en las casas, pues en ellas es posible utilizar las armas que, por derecho constitucional, tenemos capacidad de portar.

- Las autoridades, así como los elementos policíacos se han visto rebasados en sus capacidades, tanto de respuesta, como de cobertura.

- Por lo tanto, es razonable sugerir que la portabilidad de las armas debería extenderse más allá del hogar. Así incrementaríamos nuestra sensación de seguridad frente a posibles altercados violentos.

Lo anterior sigue el razonamiento de que, en tanto que el asaltante desconoce si su posible víctima lleva consigo un arma; de modo que, siendo ese el caso, su propia vida correría peligro, pues el asaltado estaría, de algún modo, capacitado para defenderse. De aquí se infiere que los asaltos y secuestros podrían disminuir ya que, al menos un porcentaje de los perpetradores, consideraría la posibilidad de perder su vida en el acto delictivo mismo.

Sin embargo, la idea dista de ser genial, incluso, más bien se acerca a su contrario, ya que, si se piensa con cautela, la idea de pistolizar a la población para hacer un frente común contra el hampa, posee más elementos negativos que positivos (aun cuando los negativos son francamente brutales). Así pues, consideremos lo siguiente:

Asumiendo que la pistolización mexicana se diera a través de exámenes psicológicos serios e incorruptibles (lo que representa la primera dificultad, si tomamos en cuenta que no hemos conseguido eso ni para la expedición de licencias para conducir un auto), lo que hacemos, a parte de proveer a la ciudadanía de un elemento radical de defensa personal, es convertir a un ciudadano, víctima potencial de un delito frente a un hampa desenfrenada (como es el caso de México), en asesinos potenciales, es decir, posibles delincuentes indirectos; y ello no en tanto el espíritu o ánimo del asesinato, sino en tanto la acción legal (quitar la vida a otro ser humano).

Por otro lado, nos enfrentaríamos al complicado, largo y penoso procedimiento de que, en caso de que alguien quite la vida a otra persona defendiendo la propia, efectivamente pueda demostrar que se defendía y que no atacaba a otro con dolo; lo cual, podría hacer que alguien que defendía su vida, termine sus días en la cárcel tras haber terminado con la vida de otra persona.

Finalmente, cabe señalar que dicha propuesta no parece tomar en cuenta el costo, en términos de conciencia humana de terminar con la vida de otra persona. Pongámoslo en términos simples:

Consideremos por un momento el hecho de que una situación social donde la posibilidad de que nuestra integridad personal se vea afectada, es latente, produce paranoia colectiva (véase el caso EU y su relación de paranoia colectiva con el fenómeno del terrorismo); bien podríamos pensar un caso hipotético en el que, si yo miro a un individuo acercarse a mi o a mi auto con un ánimo misterioso y presumiblemente peligroso, tanto así que sintiera mi vida en riesgo, estaría, si bien no el licitud jurídica (pues no es justificable la defensa personal aun), sí en capacidad de desenfundar el arma que traigo conmigo y dispararle, aun cuando la persona que se me acercaba tuviera intenciones completamente distintas a la de atentar contra mi vida (pedirme limosna, preguntarme una dirección, etc.). Sin embargo, a partir de dicha tragedia, tendría que lidiar el resto de mi vida con el hecho de que maté a una persona, por lo que, moral y penalmente no sería distinto a un asesino imprudencial.

Lo anterior sugiere que el pistolizar a la ciudadanía, lejos de disminuir a los asesinos potenciales (un porcentaje pequeño de la población), lo aumentaría al grueso de la población total, pues no olvidemos que, tal como la bocina del auto no sólo se usa para alertar (tal es su función ideal), también se usa comúnmente para insultar, para quejarse, para “molestar”; así mismo, las armas se pueden usar en situaciones francamente lejanas a las ideales. La diferencia, en todo caso, es que una bocina de carro difícilmente matará a una persona.

Así y tras lo anterior, me parece razonable, así como aceptable, afirmar que la idea de pistolizar a la ciudadanía es especialmente mala por su poco reparo en las consecuencias además de su susceptibilidad de ser fácilmente reducida al absurdo. Sin embargo, tanto el hacerlo como el no hacerlo, parecen no resolver el problema en cuestión; a saber, el del hampa sin castigo.

En ese sentido, me parece prudente subrayar que, uno de los principales supuestos de un estado moderno, es que éste se encuentra conformado por individuos que han aceptado, en un pacto o contrato social, una compleja relación de derechos y obligaciones de, entre los cuales y como uno de los principales, se encuentra el derecho a la seguridad o, lo que significa, la obligación del estado (estructura fundamental compuesta por instituciones reguladoras) de procurar seguridades básicas a sus elementos que le componen; de modo que, ante el flagrante incumplimiento de alguna de dichas obligaciones primarias del estado, el sujeto estará en completa libertad de romper el lazo contractual que le une a éste.


¿Qué significa lo anterior?

En palabras más simples, significa que los individuos estamos en libertad de incumplir con nuestras obligaciones como ciudadanos si el estado no cubre nuestras garantías mínimas de supervivencia. Ello comprende la suspensión en el pago de impuestos, de servicios, en la destitución popular o desconocimiento de mandatarios; así como algunas otras medidas que puedan surgir; ya que, en tanto que nos encontramos en una situación donde la relación individuo-estado es básicamente contractual, nuestra posición es similar a la de un cliente frente a un proveedor de bienes y servicios (si el servicio es deficiente, podemos demandar o, eventualmente, disolver el contrato).

Cabe mencionar, sin embargo, que esta no es necesariamente una medida obligada en el caso de incumplimiento gubernamental o policiaco, en lo que respecta a la regulación o control de una situación de impunidad frente al crimen, así pues, simplemente se plantea la idea y se abre la posibilidad (ya que mucha gente la desconoce) de enfrentar en forma no violenta y si razonable, un problema que resulta y aparece común en su padecimiento diario; a saber, el de la temible inseguridad.


Roberto Vivero

jueves, septiembre 04, 2008

...La Sangre Corre...

La muerte no sólo llega al final de nuestros días. La muerte se vive, constantemente, fuertemente en cada suspiro que damos. Así morimos todos los días, cada hora, cada minuto. Son muertes anímicas, emocionales que nos permiten resucitar como mejores personas, más fuertes, más sabios.

Pero hay momentos en los cuales la muerte nos sorprende, no mata de miedo, nos mata de angustia, el terror. Esa muerte nada bueno produce, sólo terror. Es esa muerte que nos asusta, esa que si nos mata y que lo que resucita somos nosotros más muertos que ayer. Miedosos caminamos después, vivimos muertos de todo.

Así es ahora. Así quieren que sea ahora ¿quiénes? no lo sé, pero así es ahora. La muerte nos rodea, se mete a nuestras casas por los gritos desgarradores de la televisión, por las injurias de la radio, por los escritos malditos de Internet. Nos rodea esa muerte estéril. Tenemos miedo de nuestros hermanos, miedo de la ley, de los buenos hombres y de las buenas ideas.

Nos agolpamos como bestias queriendo escapar de nosotros mismos, el demonio está con nosotros, somos nosotros. Todos culpables y todos verdugos. Somos asustados, atemorizados por el gran Leviatán, o sus enemigos o nosotros. El miedo viene de todos lados, todos lo sienten, lo viven en muerte. El miedo es muerte.

Quisiera que la angustia se fuera y con ella la maldad que la provoca. Pero sé que no se irá. Le damos vida a ese miedo hijo de la muerte. A ese temor de saber que somos nosotros los que le dimos vida a lo que ahora nos mata. El miedo de saber que somos padres de eso que ahora nos devora desde dentro.

La muerte estéril. Ella es la que nos mata todos los días, la que no permite que renazcamos  sino que muramos más.

Muerte y terror es lo que escucho en todos lados, todos la repiten como un cántico tenebroso, los profetas y los charlatanes, los herreros y los artistas, todos la repiten una y otra vez. Se enmudecen de cambio y evolución, de esperanza y paz.

Las espadas y los puñales se levantan al aire, las  armas están listas. Todos segados por el discurso del miedo dispuestos están a morir por una quimera, por una ilusión. Y las ratas huyen del barco y se refugian los cobardes. La masacre continua y los parlanchines la comunican como la Gran Noticia. El pueblo se desangra y el leviatán mueve sus piezas.

Que caiga la sangre. Que justos paguen por pecadores. Que la justicia se haga presente y que la venganza tome a nuestra otrora noble nación. Que los templos del Estado se derrumben y que el pueblo se regocije en el miedo y en la lujuria de la sangre. Que Caín y Abel se arranquen los ojos y que la ceguera nos guíe hacia un mejor futuro.

La muerte siempre es con nosotros. Esa muerte que se festeja  y que se recuerda. La muerte siempre supone nueva vida, porque el ocaso de un hombre siempre supone el amanecer de uno nuevo. Pero no estamos en esa muerte natural. Nos encontramos en las garras de esa muerte obscena y concupiscente que nos arrastra al ocaso de nuestra humanidad. Que nos arrastra a la muerte eterna y sin gloria. El ocaso que significa la "muerte estéril" es el ocaso eterno de nuestra nación.

   "y cansados marchamos entonando el réquiem de nuestro pueblo."

miércoles, agosto 27, 2008

Un día que lamento...

Fue hace mucho, mucho tiempo cuando se perdió el respeto a la vida. Hace décadas, centurias, desde siempre quizá, desde lo más profundo de la perversidad de la razón el desprecio por la vida ha sido constante, categórico, espantoso

Mi Dios muere y surgen nuevos santos, mi vida se descompone pensando en la muerte, la vida se me escapa y las leyes me comprometen. La razón desaparece ante la libertad, la piedad se transforma en martirio y la bondad en una furia.

Hablar del aborto es hablar de muerte. Hablar de muerte es hablar de ahora. Muchos dicen, no con malas intenciones, nunca con mala conciencia pero siempre con lujuria en sus labios, que no es asesinato, que no hay vida, que nada hay ahí sino un producto. Pero nadie dice que no hay muerte. Se mata y no por justicia, se mata y no por venganza, se mata por matar, por no arruinar lo que aún no viene, por mantener sobre cualquier cosa la "libertad" de ellas de ellos. Libres son para asesinar lo que no es suyo, lo que se les ha dado prestado por un tiempo, tal como ellos fueron prestados. Aborrecen y niegan su naturaleza. La perversidad se ha vuelto Ley.

Tenemos a santos pidiendo que no se mate a los violadores, a los asesinos, a todos ellos que lastiman y comprometen nuestras leyes, esos mismos santos son ahora los que piden que ellos que nada han hecho, que nada pueden hacer, sean asesinados bajo la protección de las leyes. Santos, cientistas, progresistas que todo hacen por la libertad, oligarcas empequeñecidos por sus pobrezas que exigen libertad. Muramos todos por ser libres, nada importa ya, ni la vida, ni Dios, ni la ciencia, muramos bajo la protección de las leyes y descansaremos por siempre en camas hechas de cadáveres. Seremos santos en el fin de la historia, seremos santos en el fin de nosotros y de nuestra humanidad.

Dios bendiga a nuestras leyes, Dios bendiga a nuestros ministros, a nuestra educada sociedad. Que los cielos se habrán ante la pureza de nuestras intenciones y que la Gloria sea en la tierra por nuestra razón y nuestra ley. Y ella que ahora se pierde, y ella que pareciera la Gran Babilonia defiende lo que no le tocaría defender, lo que sus detractores dicen que poco le interesa, ella se llena la boca y lanza improperios contra los hombres santos. Y los santos gritan y la acusan de pérfida y engañosa...

Nada surge sino muerte, nada hay sino mentira. Los buenos se vuelven malos, y los santos demonios. El niño del Nilo ve sus leyes desangrarse, no hay vida ni piedad, y el crucificado ve a sus hermanos matarse y él mismo se mata ante su padre vengativo. Todo fue perdido.

Los nuevos santos se llenan de verdad, ellos deciden quien morirá, que mueran los inocentes, que mueran los niños, Herodes vuelve y el Cesar se regocija en la sangre de los inocentes. Y no habrá madres que les lloren, y padres que se levanten, pero que viva la libertad de ellas, de ellos, de todos... Que vivan los asesinos y los ladrones, los envenadores y los charlatanes... que vivan y que no se les toque, que todos ahora somos libres. Y que muera la Gran Babilonia y sus representantes convertidos en demonios. Que mueran esos defensores de la vida, nada hay ya, no hay vida que defender ya se le ha matado.

La ley será perversa, pero es la ley. Ni Dios sobre ella, ni nada. Que la vida caiga ante el peso de la ley. Esa ley de los hombres, de los santos científicos, racionales y progresistas... Que viva el Cesar.

¡Que los cielos se abran! que la gloria ya es en la tierra, los nuevos santos nos tienen, nos guían y que la vida huya a esconderse en las tinieblas del mar eterno, que Dios muera ahora, por fin, que los hombres somos libres.

Ya nada nos ata, la vida ha muerto.

lunes, julio 21, 2008

... Hablando Con Los Girondinos...

Los tibios siempre me han parecido lo más despreciable en la política, quizá sea por que pueden llegar a ser los peores de todos, ya sea por su mediocridad [que no "punto medio"] estos pequeños hombres llegan a desarrollar una capacidad de cambio y acomodo que el camaleón más ejercitado parece un vulgar imitador. Cambiantes y acomodadizos empedernidos, pusilanimes que para acomodarse pueden pasar a ser los más radicales.

revolucionfrancesePero acaso no es sólo por ese "radicalizmo" en potencia que tanto desprecio les guardo, sino más bien por su complicidad con todos los totalitarismos, el que silencia otorga, y los tibios son los que se callan... complices siniestros de los más siniestros de los hombres, hombrecillos que hacen gigantes al que debiera ser pequeño por sus limitantes...

Los tibios son los más en estos tiempos, los que no se casan con nada, que todo les parece "sobrellevadero" o "masomenos", y que nada hacen, somos muchos, los más, los peores; quizá yo lo sea y por ello mi aversión, o quizá sólo sea un idealista con iniciativa¨[cualquier cosa que signifique eso] pero en todo caso, ya lo fuera o no, sería determinante al decir "matadlos a todos" y Dios no reconocerá a ninguno, ya que según cuentan algunos, Él les escupe.

lunes, mayo 05, 2008

Haciendo Memoria!! (un caso que no pasa)

Hace casi tres años escribí esto, disculpen los errores existentes, acaso uno va mejorando con el tiempo.

El semestre pasado, en mi clase de Filosofía y Teoría Política II, mi profesor nos comentaba que muchos de los problemas que se dan en la vida social del ser humano devienen de elevar a universal lo que es particular, no podría tener mayor razón; esto me vino a la mente cuando llegó a mi correo electrónico un escrito referido a la homosexualidad, un texto por más tendencioso y de una ignorancia sobrada. En este escrito se pretende elevar a universal lo que es un pensamiento particular, que aunque muy generalizado no deja de ser particular.

    En primer lugar este texto ubica al lector en situaciones escogidas especialmente para levantar indignación; para tal motivo utilizan preguntas como esta: ¿Cómo se sentiría si de pronto todas las sociedades, cada persona que lo rodea fuese bi u homosexual? Habrá que aclarar que en un mundo donde todos fueran homosexuales o bisexuales no habría mayor problema, pues sería una forma de vida establecida, es decir no se sentiría amenazado ni intimidado pues sería a lo que esta acostumbrado este ser humano, habitante de esta sociedad imaginaria. Todas estas clases de preguntas que tratan de plantear un mundo imaginario distinto al real, cometen un gravísimo error, pues ubican a un ser humano del mundo real en un mundo imaginario; sería como si trajéramos a un ser humano de este mundo “gay” al mundo real; lo que posiblemente sentiría sería miedo, rechazo y por consiguiente odio, que es lo mismo que podría sentir una persona al situársele en un mundo imaginario completamente distinto al suyo; tales suposiciones son peligrosas si los lectores ignoran o desconocen lo que es la homosexualidad (independientemente de su conocimiento mediatizado), recordemos que el ser humano teme a lo desconocido, es este sentimiento, el temor, lo que nos lleva al odio. Ver a la homosexualidad como un problema y una amenaza es motivo de este escrito, trata de justificar este odio, y repito que pretende universalizar lo que es particular.

     Este escrito en un primer momento aparte de imaginar mundos y situaciones, supone la existencia de matrimonios o uniones heterosexuales perfectas, todas perfectas; limita la virtud de las personas a la unión entre sexos distintos, es decir un matrimonio o unión (que prefiero llamarlo unión) entre personas del mismo sexo nunca podrá ser bueno para la sociedad, pero en cambio una unión entre hombre y mujer será buena para la sociedad, o resumiendo, los homosexuales son malas personas y los heterosexuales son buenas personas. Habrá que, siguiendo con esta lógica, de identificar la calidad de una persona preguntándole su preferencia sexual.

    No creo que la adopción de niños por parte de una pareja homosexual sea negativa para que un niño cuente con amor y apoyo en su vida, lo que si creo es que si existe gente en este mundo que ve en ello un acto perverso, estas mismas gentes harán de la infancia y de toda la vida de estos niños un infierno lleno de prejuicios, dolor y sufrimiento, será la sociedad toda la que condene a estos infantes a una cruel vida y no la pareja que les dio amor. Pero cuidado, no estoy diciendo que todas las parejas gays sean buenos padres como tampoco afirmo que todas las parejas heterosexuales sean malos padres, lo que digo es que como puede haber gente buena puede haber gente mala y esto es independiente de su preferencia sexual.

    Siguiendo con la segunda parte de este escrito, me queda una profunda duda acerca de si el o los realizadores de este, sabían de lo que trataban, ¿a que me refiero con esto? Pues a que suponen que la homosexualidad no es lo mismo que ser “gay”, y cabe señalar que la homosexualidad se refiere a la generalidad, a hombres y mujeres, y en cambio la palabra “gay” se refiere a ser un homosexual hombre, en el caso femenino se denomina “lesbiana”; tales precisiones no se pueden dejar pasar en esta clase de escritos que llaman a la reflexión. En esta segunda parte he de aceptar que al leerla no pude mas que pensar en la cantidad de personas que pueden pensar de esa manera, en todo el odio que sienten por personas que apenas conocen. Me provoca repulsión tal grado de estupidez y me provoca tristeza la violencia provocada por la estupidez de ciertas personas que creyendo tener la razón, matan y destruyen al diferente, al distinto, al otro, ese que algunos llaman el prójimo.

    Me pregunto qué daño puede provocar la homosexualidad a los individuos, la familia y la sociedad, cuál será ese daño… a los individuos que se sienten seguros de lo que son y en lo que creen poco le ha de afectar que alguien sea distinto a el, no se siente amenazado y mucho menos violentado por sus diferencias, pero claro, esto sólo a los que están seguros de lo que son. La familia, “pilar de la sociedad”, no es dañada por la homosexualidad, es dañada por los prejuicios, por el odio, por la violencia y el desamparo, no por la preferencia sexual de sus miembros y mucho menos por las del vecino o el amigo. Y la sociedad por ultimo, esta se encuentra dañada pero por otras cosas, muchas otras cosas más, considero que habrá que dejar de darle importancia a si nuestros hijos son “machitos” o no, o si nuestras hijas son “marimachas” o no, dejar de preocuparnos de eso y ocuparnos de hacer a todos hombres y mujeres de bien, y punto, sin importar con quién se van a la cama o con quién se unen.

    Nos hablan de “compasión” hacia los homosexuales, pero tengo una pregunta ¿Por qué? Son seres humanos como cualquiera, con los mismos derechos y obligaciones, no son más ni menos, no merecen tener más ni menos que cualquier otra persona “normal”. Por favor, no hay que creerlos enfermos, no necesitan ayuda extra y no necesitan ser curados de nada, pues su preferencia sexual no es una enfermedad. Son humanos y como humanos merecen respeto no compasión por su condición.

    Recordemos que el amor, la libertad, y la felicidad no discriminan a nadie por lo que son. Seamos todos respetados, y que no nos vengan con discursos tendenciosos, prejuiciosos y llenos de odio, que lo que le sobra a este mundo es odio. No permitamos que el pensamiento particular de una o varias personas sea vuelto universal, no permitamos que su odio se vuelva universal.

José Matos y Carrasquedo. 7 de Julio de 2005.

lunes, abril 21, 2008

Hablando de "Democracia"

Podría ahora pensar en la democracia de los antiguos y recitar una serie de defectos y de perversiones, todas ellas ya enunciadas siglos atrás, podría hablar sobre las pretensiones de la misma y las ilusiones en la que se basaba.  O quizá podría repetir los ya repetidos discursos y ensayos acerca de la democracia de los modernos, criticar su representatividad o su falta de congruencia, las falacias que la sustentan y las mentiras que la hacen continuar. Pero nade de ello es nuevo, todo ya se ha dicho, ya sea en el siglo VI antes de nuestra era o en el periódico de hoy; pero eso no impide que se pueda escribir sobre el tema, de hecho que mejor que se escriba sobre ese gran sofisma llamado "democracia", pero para mi, por hoy, esas criticas no me interesan.

¿De qué hablare entonces? creo que seguiré en eso de lo que llaman democracia pero no me casaré con los críticos de la misma, sino me volveré un demócrata convencido, seré el más  demócrata de todos, en un ejercicio de transmutación, me ubicaré del lado de las instituciones democráticas y analizaré desde esa atalaya la situación de lo que yo  en este momento me declaro amante, la democracia moderna.

Hoy 21 de abril parece que las cámaras de diputados y senadores serán liberadas de la "clausura" a la cual fueron sometidas por una parvada de diputados y senadores que, haciendo caso omiso de lo que significa ser un legislador, amenazando, chantajeando, imponiendo sus condiciones, es decir, clausurando el dialogo.

FAP

Y acaso su líder no se da cuenta del peligro que supone comenzar con actitudes de violencia legislativa, acaso no se da cuenta que las grandes tragedias de los Estados comienzan con un gesto egoísta y arrebatado. tan ofendido se siente ese hombre porque lo comparan con otro hombre que muy caro le salió a Alemania; Hitler comenzó como caudillo del pueblo alemán y murió como verdugo del mismo, pero sería una falta a la verdad que yo acerque la figura de Adolf Hitler a la de Andrés Manuel, mucho le sobra al otro y mucho le falta a éste, ya sea para bien o para mal, son personajes distintos en lo importante, pero los acercamientos superficiales calan mucho. Algo nos dice de ello la opinión pública en estos días.

Recuerdo ahora la figura de Hitler dando discursos viscerales ante los ciudadanos alemanes, señalándolos a ellos, a los otros, a los enemigos de la gran Alemania, a ellos que en esos momentos de crisis tienen todo, a ellos que son los que han explotado a esa gran nación por décadas, desde siempre... ¿A qué suena? políticas de esta clase, discursos que nos llevan no a pensar sino a sentir, son los causantes de la división y caída de los pueblos.

La toma y clausura de las cámaras no es fortuita, vamos, hay una lógica en los dirigentes del Frente Amplio Progresista (FAP), pero que no los llevará a nada, le saldrá caro a los integrantes del frente sus actitudes ante una nación que si bien no está bien, no merece que se incendien los discursos y se radicalizen las hazañas, las instituciones tienen que respetarse y también los procesos legales, de nada sirve en una nación las leyes si los encargados de crearlas no las respetan.

Y las posturas se radicalízan. Ni unos ni otros ceden, y todos aseguran que es por el bien de la nación, por el bien del pueblo, ese pueblo que los llevo a las investiduras que ahora tienen; y es que ellos son los buenos; ¿los otros? salvajes, enemigos del pueblo, vendepatrias, ignorantes... y así nuestros líderes se ensañan en destrozarse y nos destrozan con ellos, y las instituciones se caen a pedazos, y se les pisotea y se les maltrata, de rojos a amarillos, de azules a tricolores, nadie las salva, parece que hasta para un demócrata moderno México no es el mejor país. Y señalo con tristeza que un demócrata moderno no pide mucho, y que ni eso, esta noble nación le puede otorgar.

¿Demócrata moderno he sido? quizá sea demasiado complicado defender los indefendibles, mejor me ubico del lado de la república, no me caso ni con los pobres ni con los ricos, ni demócrata ni oligarca... me acojo a la ley y a la razón, quizá conceptos ya anticuados, pero que ahora, en estos tiempos de incertidumbre y de pasiones desbordadas es lo que nos podría salvar de caer más allá de lo que nuestra imaginación nos permite.

lunes, febrero 25, 2008

Platicas Con Los Inmortales...

Del mar eterno.

Soy todo y nada, “soy dueño del universo porque lo invento en mi verso”, soy creador de vida y de muerte, en mi cabeza miles de ideas dan vueltas, crecen y mueren y hacen la guerra, es entre vueltas y revueltas que lo eterno permanece. La historia de la humanidad se encuentra situada en mi cabeza, todos los hombres, todos los tengo dentro. Siento al espíritu de la humano cerca de mi alma inmortal; guardo odas a los hombres y sentencias a la vida, tengo décimas a la muerte y glosas a la esperanza, me permito rimas a la felicidad y cantos a lo eterno.

Nada me es extraño, todo lo tengo. Me consumo en sueños y desventuras, en espejismos de mortalidad y razones metafísicas, siento en mi espalda el peso de la implacable humanidad, mis ojos horrorizados de la fatídica y vasta mortalidad me piden el descanso para, ya en el sueño de mil noches, hable con los dioses de los hombres, y ellos me dicen y dirán de lo que viene y de lo que se fue… crueles tiranos del destino que todo saben y todo se callan, mudos ultra santos que juegan a gritarnos.

Y en sueños inmortales, hablo con ellos, los no mortales y me platican de la creación, me hablan de política y poder, de la historia de aquel, su más grandiosa creación… y ya en la vigilia propia de mi humanidad, emito el juicio que al hombre le hago… dulce canción que nos habla de lo que fue y de lo que será…

“Eres la más excelsa criatura,

Tu destino lleno está de gracias”

Eres el que habla, aquel que canta cantos antiguos sobre el inicio de la vida, tus raíces se extravían en la oscuridad de los tiempos, y tus frutos lanzados al futuro parecen perderse en la oscuridad tremenda de lo que vendrá.

Eres aquella criatura que renunció al paraíso para encontrarse civilizado, expulsado por un Dios, lo elevaste sobre tu cabeza y al verdugo lo volviste redentor (verdugo y redentor mantienen igualdad), creaste cultura y civilización, te elevaste sobre las criaturas hermanas tuyas de la creación, y las tiranizaste a tu servicio.

Te congregaste ante tu Dios y dijiste obedecerlos, te uniste en fraternidad temerosa ante el padre severo; pero tu grande naturaleza, tu perversa vanidad y tu concupiscente razón consiguió matar al verdugo redentor, tu vanidad fue tanta que tu te volviste verdugo y redentor, el señor de la vida y de la muerte, erigiste para enseñorearte un nuevo Dios, y le nombraste Estado, la más terrible de todas las bestias en el mundo, hecho de mil almas y mil voluntades.

Fuiste ese que habla, que nombra y que rige al mundo, como perversa tu naturaleza perversas tus relaciones. Esclavizaste a tus hermanos, los ataste al nuevo Dios, les robaste el alma y la voluntad; hiciste que ellos, tus hermanos, creyeran en felicidades distintas, que sólo la conocieran en él y por él… sometiste a tus pares y los engañaste para servirte, el mundo se rinde a tus pies.

Eres ese que se extendió como cáncer por el mundo, abrazaste al mundo y tu razón, tu estupida y mortal razón, lo ordeno a tu imagen y semejanza; asesinaste en nombre de la verdad… conociste al mundo y sus secretos y los transformaste en armas en contra de tus hermanos y de ti mismo, los elementos se te rindieron y con ellos rendiste a la humanidad; fulminaste e incendiaste en nombre de todos los dioses y de todos los ídolos, avergonzaste a la creación con tu fatal pretensión.

Te hiciste racional, la empiria se volvió tu musa y con ella creíste conocer. Nada escapó de la tiranía de tu soberbia, la razón se convirtió en tu esclava, pero nunca en tu diosa… te creaste un nuevo Dios antes de matar al anterior, (tu naturaleza perversa va desde el parricidio al fratricidio), ya las mil voluntades no te sirvieron y con este nuevo padre fuiste feliz, le otorgaste el poder de la reproducción, y de medio se transformo en fin, el nuevo ídolo y Dios adorado te sometió y resulto ser más cruel que ningún otro, un verdugo mucho más terrible, y con tu muerte a manos de éste, no llegaría la redención.

Eres ese que se destruyo en mil guerras y en todas salió vencedor, el mundo todo a tu servicio se encontraba y así lo quisiste y la vida se hizo, y así lo ordenaste y la muerte a todos los tomo… y cegado por la vanidad y la soberbia, no pudiste ver que tu fin ante tu última creación se acercaba, y como Cronos venció a Urano, así tu hijo favorito, la más excelsa de tus creaciones, te venció, y humillado marchaste a tu muerte antes del fin de tu primer día de felicidad.