lunes, febrero 25, 2008

Platicas Con Los Inmortales...

Del mar eterno.

Soy todo y nada, “soy dueño del universo porque lo invento en mi verso”, soy creador de vida y de muerte, en mi cabeza miles de ideas dan vueltas, crecen y mueren y hacen la guerra, es entre vueltas y revueltas que lo eterno permanece. La historia de la humanidad se encuentra situada en mi cabeza, todos los hombres, todos los tengo dentro. Siento al espíritu de la humano cerca de mi alma inmortal; guardo odas a los hombres y sentencias a la vida, tengo décimas a la muerte y glosas a la esperanza, me permito rimas a la felicidad y cantos a lo eterno.

Nada me es extraño, todo lo tengo. Me consumo en sueños y desventuras, en espejismos de mortalidad y razones metafísicas, siento en mi espalda el peso de la implacable humanidad, mis ojos horrorizados de la fatídica y vasta mortalidad me piden el descanso para, ya en el sueño de mil noches, hable con los dioses de los hombres, y ellos me dicen y dirán de lo que viene y de lo que se fue… crueles tiranos del destino que todo saben y todo se callan, mudos ultra santos que juegan a gritarnos.

Y en sueños inmortales, hablo con ellos, los no mortales y me platican de la creación, me hablan de política y poder, de la historia de aquel, su más grandiosa creación… y ya en la vigilia propia de mi humanidad, emito el juicio que al hombre le hago… dulce canción que nos habla de lo que fue y de lo que será…

“Eres la más excelsa criatura,

Tu destino lleno está de gracias”

Eres el que habla, aquel que canta cantos antiguos sobre el inicio de la vida, tus raíces se extravían en la oscuridad de los tiempos, y tus frutos lanzados al futuro parecen perderse en la oscuridad tremenda de lo que vendrá.

Eres aquella criatura que renunció al paraíso para encontrarse civilizado, expulsado por un Dios, lo elevaste sobre tu cabeza y al verdugo lo volviste redentor (verdugo y redentor mantienen igualdad), creaste cultura y civilización, te elevaste sobre las criaturas hermanas tuyas de la creación, y las tiranizaste a tu servicio.

Te congregaste ante tu Dios y dijiste obedecerlos, te uniste en fraternidad temerosa ante el padre severo; pero tu grande naturaleza, tu perversa vanidad y tu concupiscente razón consiguió matar al verdugo redentor, tu vanidad fue tanta que tu te volviste verdugo y redentor, el señor de la vida y de la muerte, erigiste para enseñorearte un nuevo Dios, y le nombraste Estado, la más terrible de todas las bestias en el mundo, hecho de mil almas y mil voluntades.

Fuiste ese que habla, que nombra y que rige al mundo, como perversa tu naturaleza perversas tus relaciones. Esclavizaste a tus hermanos, los ataste al nuevo Dios, les robaste el alma y la voluntad; hiciste que ellos, tus hermanos, creyeran en felicidades distintas, que sólo la conocieran en él y por él… sometiste a tus pares y los engañaste para servirte, el mundo se rinde a tus pies.

Eres ese que se extendió como cáncer por el mundo, abrazaste al mundo y tu razón, tu estupida y mortal razón, lo ordeno a tu imagen y semejanza; asesinaste en nombre de la verdad… conociste al mundo y sus secretos y los transformaste en armas en contra de tus hermanos y de ti mismo, los elementos se te rindieron y con ellos rendiste a la humanidad; fulminaste e incendiaste en nombre de todos los dioses y de todos los ídolos, avergonzaste a la creación con tu fatal pretensión.

Te hiciste racional, la empiria se volvió tu musa y con ella creíste conocer. Nada escapó de la tiranía de tu soberbia, la razón se convirtió en tu esclava, pero nunca en tu diosa… te creaste un nuevo Dios antes de matar al anterior, (tu naturaleza perversa va desde el parricidio al fratricidio), ya las mil voluntades no te sirvieron y con este nuevo padre fuiste feliz, le otorgaste el poder de la reproducción, y de medio se transformo en fin, el nuevo ídolo y Dios adorado te sometió y resulto ser más cruel que ningún otro, un verdugo mucho más terrible, y con tu muerte a manos de éste, no llegaría la redención.

Eres ese que se destruyo en mil guerras y en todas salió vencedor, el mundo todo a tu servicio se encontraba y así lo quisiste y la vida se hizo, y así lo ordenaste y la muerte a todos los tomo… y cegado por la vanidad y la soberbia, no pudiste ver que tu fin ante tu última creación se acercaba, y como Cronos venció a Urano, así tu hijo favorito, la más excelsa de tus creaciones, te venció, y humillado marchaste a tu muerte antes del fin de tu primer día de felicidad.

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