“que me sentencien a muerte”
Schopenhauer decía que el suicidio es un acto de voluntad, de suprema voluntad. Confirmar nuestro amor a la vida pero sin estar de acuerdo en las condiciones en las cuales la tenemos en este mundo.
Así la muerte no representaría el hecho que niega la vida, sino el acto que la reafirma y enaltece. Nietzsche decía en su Zaratustra “No puede haber resurrección donde no hay sepulcros”.
La muerte como la condición Sine qua non de la vida.
La muerte como la necesidad de cualquier hombre para trascender.
La muerte, entonces, provocada por un individuo a si mismo es su último acto de protesta no hacia la vida sino hacia las condiciones en las cuales se le da, no niega la vida, le permite a la vida seguir adelante sin el lastre de su inconformidad.
Inconformidad que es suprimida en el momento mismo de la muerte. ¿Acaso esa muerte resulta mucho más provechosa que una vida que ya no se siente vida? Pues resulta que cuando la vida se encuentra en una situación de constante necesidad, sin ninguna satisfacción y con una angustia total, la vida parece ya no ser vida. Se prefiere la muerte.
Así tenemos a los suicidas religiosos. Que prometiéndoles un más allá feliz y satisfactorio se lanzan a los brazos del suicidio. De nuevo, reafirmando la vida, su futura vida en el “paraíso” y la mejor vida que esperan conseguir con su acto para los suyos que se quedaran en este mundo.
La cobardía no existe aquí. No es falta de voluntad sino la firme idea de que sus condiciones mejoraran con dicho acto. La desesperanza en el mundo que les toco vivir, la agonía de sus padres y de sus hijos, la injusticia que les rodea. La vida no puede, no debe ser así. Por ello y para ello su suicidio. Para decir “esto no es vida, lo que vendrá será la vida”
Pero no sólo ese suicidio “santo”, sino todos los suicidios se refieren a lo mismo, la idea de que sus condiciones no son las que debiera tener la vida. La voluntad y la reafirmación de la vida no cambian.
Schopenhauer tiene razón. El suicidio es un acto de suprema voluntad y de enorme amor a la vida. A la buena vida.
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